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lunes, 1 de abril de 2013

Las humanidades, ¿se valoran lo suficiente?

La autora del artículo reivindica las humanidades: "Los estudios humanistas nos ayudan a hacernos personas, a desarrollar una forma de mirar el mundo que nos permita orientarnos en la vida y seguir aprendiendo. Nos hace libres y felices". Y plantea el hecho que en otros países incluso los estudiantes de ciencias las valoran y estudian. ¿Crees que las humanidades tienen la valoración que merecen? Las humanidades: excelencia académica y profesional Margalida Capellà Soler Humanitas era para Cicerón la culminación del proceso educativo que sólo conseguía el orador; hoy diríamos excelencia educativa y profesional. En la Antigüedad no existía la dicotomía ciencias/letras ni la figura del especialista. ¿Qué papel juegan las humanidades y cuál deberían jugar? Las humanidades han sido arrinconadas por la Administración pública en las sucesivas reformas educativas y todavía más por la ley Wert, a pesar de que todo el mundo sabe que ordenan el pensamiento, despiertan el espíritu crítico, estructuran el lenguaje... Pocos son los centros de secundaria que imparten griego. ¿Se puede cursar un bachillerato humanístico sin griego? ¿Cómo se pueden entender el origen y la evolución de las lenguas románicas sin unas nociones básicas de latín? ¿Cómo se pueden comprender la literatura universal, el arte, la música... sin el conocimiento de los clásicos?... La situación de las humanidades es paradójica en la mayoría de los países, salvo en Alemania, donde hay un gran interés por saber latín. Con la renuncia del papa Benito XVI ya hemos visto que, incluso en el Vaticano, se ha perdido el latín. Recientemente, en Francia, el CAS (Centre d’analyse stratégique) ha publicado un estudio dirigido por Jean-François Pradeau, titulado «Les "humanités", au coeur de l'excellence scolaire et professionelle», que sugiere pautas para la enseñanza de la lengua, la cultura y la recepción de la Antigüedad y apunta la posibilidad de permitir estudiar latín o griego como segunda lengua. Curiosamente (o no tanto, porque el latín fue la lengua de la ciencia hasta el siglo xviii), el 65% del alumnado latinista francés de bachillerato es de ciencias, frente al 17% de letras. Conocer la Antigüedad (griego, latín, filosofía, historia, literatura, lingüística, arte, música, arqueología, antropología...) es fundamental para hacer frente a nuestra realidad actual y para paliar nuestros problemas vitales y sociales. Los estudios humanistas nos ayudan a hacernos personas, a desarrollar una forma de mirar el mundo que nos permita orientarnos en la vida y seguir aprendiendo. Nos hace libres y felices. Son muchas las referencias clásicas que encontramos en el cine, en la música, en la publicidad, en el arte, en la literatura, en el lenguaje, en la ciencia, en la vida cotidiana, en la prensa... Estos referentes nos ayudan a entender el mundo, a encontrar respuestas y modelos, formas de vivir y de pensar, valores y también contravalores... Busquemos lo que busquemos, acabaremos encontrándolo siempre en la Antigüedad, incluso corrupción, nepotismo, explotación infantil, violencia de género, degradación del medio ambiente... Las humanidades no pueden ser elitistas, ni ser consideradas inútiles, ni rancias..., porque a nuestra sociedad le interesa el estudio del pasado por razones sociales, intelectuales, morales... Depende de nosotros suscitar esta inquietud, fomentar la curiosidad y la creatividad, contagiar la pasión por aprender, por hacer actual el pasado, por buscar en él las claves para entender el presente y afrontar el futuro. Las humanidades nos permiten adentrarnos en el conocimiento; pero no es tan importante llegar a él como el camino. Los alumnos y alumnas son nativos digitales, pero hay que educarlos para que sepan qué información deben buscar, dónde encontrarla, cómo gestionarla para crear conocimiento y ser respetuosos con los derechos de autor. El profesorado debe proporcionar los instrumentos y las competencias para aprender a aprender, mediante nuevas metodologías y contenidos que aprovechen los recursos de Internet para el aprendizaje y la generación compartida de conocimiento. De este modo, las TAC guían el aprendizaje más autónomo y personalizado del alumnado. Tiene que haber interdisciplinariedad, así como trabajo cooperativo en el aula. Estudiar humanidades no puede ser memorizar fechas, obras o movimientos. La lengua, la literatura, la historia... tienen que vivirse, y el alumnado debe asumir el protagonismo con todo su potencial. Artículo correspondiente al núm. 3 de la revista Aula de secundaria, pero yo lo he tomado de la página siguiente: http://www.grao.com/forums/humanidades?_tmc=9l3Im3NKpOwkQkUP-tcndNKPDq4RwwSIounzycKZPFU

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